Elaborado por Prof. Juan Carlos Palazuelos y colaboradores de HE.
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l último informe de la OCDE (2016) sobre la comprensión lectora en Chile es alarmante:
1. En Chile, el 1% de las personas adultas que tiene educación media completa entiende lo que lee, frente al 7% promedio de la OCDE.
2. Solo el 5% de los adultos con educación superior tiene un alto nivel de comprensión lectora, mientras que el promedio de ese grupo de países es de 21%..
Estas cifras son inquietantes, pues se sabe que:
1. la base de cualquier tipo de aprendizaje se realiza a través del lenguaje; .
2. el desarrollo pleno de las competencias comunicativas permite la formación de una persona autónoma e independiente, con pensamiento crítico, capaz de insertarse adecuadamente en su sociedad y cultura..
Al revisar los datos aportados por el SIMCE, se puede observar que:.
1. de las cuatro habilidades lingüísticas (escuchar, hablar, leer y escribir), hasta el momento se han desarrollado instrumentos para evaluar solo: a) la comprensión lectora (la habilidad más importante); y b) la escritura, que se ha llevado a cabo una sola vez, en un nivel (6° EB) el año 2016.
2. los resultados obtenidos en ambos casos son insuficientes o, en el mejor de los casos, regulares, a pesar del reconocimiento de una mejoría en comprensión lectora a través de los años.
¿Cómo se relacionan estos datos con la educación superior?
Los miles de jóvenes que acceden a la educación superior no cuentan con las necesarias competencias de comprensión lectora que deberían poseer, las que deberían desarrollarse en la educación básica y media. Como señala el investigador Ernesto Treviño, a pesar de que las personas asistan a la educación superior, esta no necesariamente las dota de la competencia básica de comprensión lectora que deberían tener (La Tercera, Nacional, 13 de septiembre de 2018).
Ya en el año 2007, El Mercurio informaba en la primera página del cuerpo A, sobre el débil resultado de los “mechones” en test de expresión escrita. Allí se indicaba que el 18% de los alumnos de la UC reprobaba este examen, y que, en otros planteles, se situaba entre un 20 y un 40%. Entrevistado en ese medio, el Profesor Palazuelos expresaba que: “El bajo nivel se refleja en la pobreza de vocabulario de los jóvenes, indiferencia hacia la lengua y limitaciones al leer y analizar textos”; más adelante, indicaba: “Lo que más llama la atención –en mi opinión, lo más grave de todo- es que el colegio no les entrega la formación necesaria para desenvolverse de manera adecuada en la vida académica”.
Hoy la realidad de los alumnos es la misma (incluso, en algunos casos, se ha señalado que es peor).
¿Ahora bien, en dónde radica la causa del mal desempeño de nuestros alumnos, algunos de los cuales provienen de los mejores colegios de Chile (y que entran, por lo tanto, con buenos puntajes a las universidades)?
1. Una causa se relaciona a la inercia natural de los establecimientos a realizar cambios cuando los resultados que obtienen en el SIMCE y especialmente en la PSU son satisfactorios (en comparación con los otros colegios, el famoso ranking). “Para qué cambiar si nos va bien”; o “Estamos dentro de los primeros 100”; etc. Además, si las cifras económicas son azules, ¿“para qué voy a mover el tablero”? Como señalaba Joel Barker (Futurólogo), la ley de retorno a cero: cuando un paradigma cambia, todo vuelve a cero; el éxito del pasado no garantiza el futuro. Rápidamente hay que adoptar el nuevo paradigma. (Barker, 1993).
2. Una segunda causa se encuentra en la formación habitual que reciben los estudiantes en su formación escolar. La concepción tradicional de la enseñanza de la lengua mantiene implícita la idea de que el idioma es un contenido “enseñable”, una cosa que debe aprenderse estudiando parcialmente sus elementos y las reglas que los relacionan: aprender la lengua se reduce a aprender las palabras (que constituyen un repertorio cerrado, contenido en el diccionario), su pronunciación (cifrada en una serie de reglas) y su combinación (la gramática, también cifrada en una serie de reglas. Enseñar lengua con este enfoque, equivale, por tanto, a enseñar el léxico, la fonética y la gramática del idioma. Esta concepción, lamentablemente, no permite el desarrollo de las competencias comunicativas.
¿Qué ocurre cuando ingresan los estudiantes a sus carreras en la Universidad, Instituto Profesional o CFT? Presentan condiciones de ingreso débiles en: comprensión lectora y auditiva, así como en producción oral y escrita. (Alumnos que no entienden lo que leen, no comprenden las instrucciones orales, no saben expresarse verbalmente y tampoco saben comunicar sus ideas a través de un texto escrito: tienen problemas de ortografía y sintaxis; utilizan un vocabulario limitado; muestran serios problemas de puntuación y no saben enlazar ideas; etc.). Y ¿qué hacen normalmente las IES? Un curso transversal de expresión oral y escrita o de habilidades comunicativas o similar, sin contexto profesional ni disciplinario y con baja efectividad.
Al egresar de su carreras las condiciones de salida son insuficientes para el ejercicio profesional, pues no manejan de manera adecuada la redacción de los diferentes géneros discursivos (ya sea informes, ensayos, monografías, relatos vinculados a su ámbito), así como las distintas formas de comunicarse oralmente frente a diferentes públicos: sus pares, superiores, clientes, organismos reguladores, académicos, periodistas.
Es posible hacerse cargo y disminuir las brechas en comprensión lectora y escritura, con el fin de que los estudiantes alcancen un desempeño académico óptimo y oportuno en su proceso formativo. A la vez que en su ejercicio laboral, sean capaces de redactar, de manera profesional, diferentes géneros discursivos de la especialidad.
No se trata de seguir haciendo más de lo mismo, pero con diferentes materiales, recursos o metodologías. Lo que se persigue es un cambio radical que permita que los estudiantes efectivamente desarrollen sus competencias comunicativas.
Entonces, ¿qué es lo que hay que hacer? Emplear el enfoque comunicativo integrado, la noción de aprendizaje de la Lengua a través del currículum. Esta noción señala que el aprendizaje de la lengua no termina en el colegio, sino que continúa a lo largo de la educación superior a través de todas las disciplinas de la carrera. Desde este punto de vista, se reconoce la necesidad de apoyar y acompañar al estudiante a lo largo de toda su formación académica. Esta labor debe ser llevada a cabo mediante una didáctica especial, centrada principalmente en el proceso de aprendizaje.
De esta manera los estudiantes podrán usar el lenguaje con propiedad y eficacia. Intervenir en un debate; escribir un informe, resumir un texto, entender lo que se lee, expresar de forma adecuada las ideas, sentimientos o fantasías, disfrutar de la lectura, saber cómo se construye una noticia, conversar de manera apropiada, descubrir el universo ético que connota un anuncio o conocer los modos discursivos que hacen posible la manipulación informativa en televisión: he aquí algunas de las habilidades expresivas y comprensivas que hay que desarrollar en los futuros profesionales si queremos que participen de una manera eficaz y crítica en la sociedad del siglo XXI. Tal como lo estamos haciendo (es decir, si seguimos con las mismas prácticas), no lo lograremos.
¿Le parece adecuado mantener esta situación tal como se ha venido haciendo hasta ahora o le gustaría generar un cambio?
¿Le gustaría recibir asesoría profesional experta al respecto?
En Higher Excellence sabemos cómo hacerlo. Entusiasmados esperamos contribuir a su importante tarea formativa que marcará un antes y un después, desarrollando una de las principales competencias del siglo XXI: la comunicación.